martes, 9 de enero de 2007

Menos run-run

Han pasado unos días y no puedo negar que estoy bastante más tranquila. Ya no tengo a penas la escombrera que antes tenía por vientre y como, duermo y todo lo demás.
Estoy más tranquila y no me da tanto miedo quedar con la persona en cuestión. La peor de las opciones no es tan mala, o al menos ya sé como es. Me refiero a que pueden suceder tres cosas básicas a las que les doy vueltas una y otra vez.

-Opción A: Que consiga desenamorarme de él y poder llevar una vida normal teniendo relaciones y todo lo que se suele hacer...
-Opción B: Que él se enamore de mí y seamos felices, al menos lo que dure el hipotético e improbable idilio.
-Opción C: Que yo siga enamorada y él no se enamore de mí. En ese caso estoy bien jodida. Aunque no será para tanto porque ya he pasado por eso y he sobrevivido.

A primera vista podría parecer una aventura camicace. Pero queridos y queridas, tengo esperanzas, a él le gusto mucho, siempre le he gustado, pero en su cabecita tiene unas simpáticas vocecillas que le dicen que no puede ser y que no nunca podría ser. La diferencia de edad, que creedme no es tan exagerada como podríais pensar no siempre ha supuesto un obstáculo en las relaciones. Vease cualquier ejemplo que se os ocurra de vuestro al rededor. Pero hay que vivirlo. Y por muy poca diferencia de edad que haya si él no lo decide intentar conmigo no hay nada que hacer.

Esta frase fue la que me dio la clave para seguir adelante cuando peor lo pasaba:
"No se le pueden pedir peras al olmo"
Parece una tontería ¿Verdad?

No hay comentarios: